Unos cuantos cisnes negros se deslizan por las aguas de los
mejores campus del mundo. Aparte de una película y un animal bellísimo, el
cisne negro es una expresión filosófica, aplicada últimamente a las Finanzas,
que se utiliza para designar un evento ocurrido de manera sorpresiva, que tiene
consecuencias fatales y que, una vez sucedido, puede explicarse de manera
lógica. Algunos pensadores sostienen que unos pocos cisnes negros dan cuenta de
toda la historia mundial. Exageración o no, la realidad es que el atentado del
11 de septiembre fue un cisne negro de manual.
Volviendo al principio, los cisnes negros parecen avanzar hacia
dos entornos muy sensibles: la formación y el mercado de trabajo. Ambos están
unidos por la empleabilidad, el factor que hace que universidades y centros
educativos se anticipen y se adapten a las necesidades de los empleadores. La empleabilidad
es la asignatura pendiente de la universidad. La crisis y la competencia global
están provocando un cambio en las universidades. Si hace unos años, la
universidad se dedicaba exclusivamente a la formación, ahora se ve obligada a
facilitar el acceso al mundo del trabajo. La cosa se complica porque, a su vez,
el mercado laboral anda en plena transformación. Ya no basta con el
conocimiento especializado; los conocimientos quedan obsoletos rápidamente.
Ahora toca aprender a aprender, a ser responsable y flexible, y a saber
gestionar los cambios de una vida casi impredecible (impredecible y en inglés,
el idioma de la globalidad).
Según los especialistas, la mayoría de los puestos de
trabajo que van a ser importantes de aquí a 2030 aún no existen. La tarea de la
universidad es precisamente educar para este futuro. Por ahí asoman los cisnes
negros. De no emplearse a fondo en la identificación y formación de estos
nuevos yacimientos de empleo, la propia institución universitaria quedaría muy
tocada. Bordeando la inutilidad. Algunos especialistas vienen insistiendo en
ello a través de informes como “The shape of jobs to come”, un estudio de la
consultora inglesa Fast Future.
El informe, realizado en 2009 en Europa, Estados Unidos y
Australasia, revela trabajos que ya existen y que van a adquirir mayor
relevancia, por ejemplo, todos los que tienen que ver con el clima y las
energías renovables, y muestra otros inéditos, algunos tan evocadores como el
ladrón de nubes (para provocar lluvia en momentos de sequía) o tan poco
conocidos como el broker de conocimientos, algo que existe ya y que consiste en
ofrecer conocimiento nuevo y a la carta a determinados grupos de interés. De todos los empleos emergentes, la consultora
hace un ránking con los 20 más prometedores. Muchos de ellos parecen haber
escapado de la imaginación de Julio Verne. Aquí van:
Productor
de órganos corporales
|
Policía de
clima
|
Nano-médico
|
Abogado
virtual
|
Ingeniero
genético de cultivos y ganado
|
Profesores
virtuales, manager de avatares e intermediarios (humanos)
|
Manager de
Bienestar para
|
Desarrolladores
de vehículos alternativos
|
Cirujano
de aumento de memoria
|
Creadores
de contenidos para grupos de interés
|
Asesor
ético para las nuevas ciencias
|
Recicladores
de datos
|
Pilotos,
Arquitectos y tour operadores espaciales
|
Organizadores
de información y contenidos
|
Granjeros
y agricultores de espacios verticales
|
Broker de
tiempo
|
Especialistas
en reversión de cambio de clima
|
Trabajador
social de redes sociales
|
Especialistas
en epidemias y cuarentenas
|
Gestores
de marcas personales
|
Fuera del top 20 se han quedado los Asistentes de Experiencias
Fantasmas (sector medios electrónicos), los Expertos en Simplicidad o los Integradores de Seguridad Compleja
(ambos dentro del sector Política y Administración Pública). Francamente, me
cuesta imaginar un día de trabajo de un Experto en Simplicidad. Hay otros
cometidos más cercanos, como los Coordinadores de Sostenibilidad o los
Analistas de Responsabilidad Social Corporativa. En el top 20 tampoco ha salido
el que probablemente es mi empleo futuro favorito: el Black Swan Life Advisory,
el Consejero para los cisnes negros de la vida. Es decir, alguien que anticipa,
prepara y nos ayuda a escapar o eludir algunos malos tragos. Y algo más, porque
si conseguimos detectar a tiempo el cisne negro podemos convertirlo en una
oportunidad. Se opera la alquimia. El cisne negro se convierte en un majestuoso
cisne blanco.
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