Lo tenemos claro. En Singulares y Plurales nos encanta la
ropa y disfrutamos de un trapo como otros de un Nadal en pleno Wimbledon. Y no
somos los únicos. Por esta afición natural que anida entre los consumidores, la
moda se ha convertido en un negocio gigante que en España ha dado lugar a auténticos
imperios textiles. Sin embargo, el sector, que se alimenta precisamente de las últimas
tendencias culturales y sociales, parece desconectarse de los temas claves de
nuestro tiempo: el consumo desmedido, la pobreza y el medioambiente.
Obsesionada con triunfar, la moda ha sido uno de las primeras industrias en
deslocalizarse hacia países con mano de obra barata, reforzando las
desigualdades, abusando de los recursos naturales y generando residuos difícilmente
reciclables.
Frente a este modelo de gestión, están surgiendo pequeñas
iniciativas de cambio, algunas fundamentalmente estéticas y otras de mayor
calado social. Entre las primeras, está el eco-chic, más una tendencia
estilística que una alternativa real. El eco chic propone una apariencia de
naturalidad de las fibras que no siempre es real. Muchas de ellas proceden de
cultivos tratados químicamente o sometidos a procesos de fabricación
irrespetuosos con la naturaleza.
Mucho más complejo se presenta el hacktivismo o hackeado de
moda, un proceso colaborativo para compartir ideas con el objetivo de despertar
la creatividad y decodificar la moda. El autor del concepto es Otto von Busch,
artista, teórico de la moda y diseñador sueco. Para él, el hacktivismo “es un aprendizaje colectivo en el que una
comunidad comparte sus métodos y experiencias sobre cómo cambiar radicalmente
el entramado de la moda”. Las herramientas para este cambio radical se
llaman compromiso, resistencia creativa y práctica DIY, “do it yourself”,
versión comprometida del “hágalo usted mismo”. Pese a la relación con el
término “hackers”, el hacktivismo no es anti-moda ni anti-sistema. El objetivo
es desprogramar la moda para crear nuevos productos en los que se valora la
creatividad, los materiales utilizados y
los tiempos de trabajo. Los hackers de la moda responden a una conciencia ética
sobre el consumo y no se declaran en contra de ella, pero sí son críticos con
su industria y utilizan métodos alternativos para cambiarla. Para ellos, la
moda tiene sentido en una sociedad que huye de los consumos pasivos y masivos,
que reconoce el valor de los objetos hechos de manera sostenible y a pequeña
escala. No hay artistas inaccesibles y divinos, sino coautores de tendencias;
la otra parte de la autoría corresponde a la comunidad.
Los hacktivistas están organizados ya en talleres como
Hacking-Couture, y en España el grupo de trabajo Feedback Look, que sigue las
premisas del “Hazlo tú mismo” y “Hazlo con otros”, además de promover una
visión de la moda basada en el intercambio, el reciclaje, la reparación, y la
localización. Junto a ellos conviven Edufashion y Ecoalf, dos iniciativas de
distinto tipo unidas por la sostenibilidad. Edufashion es una plataforma
colaborativa para la creación de moda que pretende conectar a grupos e
individuos para que puedan formar empresas pequeñas y sostenibles, reunidas
bajo una marca “abierta” (o lo que es lo mismo, la reinterpretación libre de
muchas marcas) cuyos beneficios puedan compartir.
Ecoalf es una empresa española preocupada por el diseño
sostenible. Creada en 2007 la compañía se apoya en cuatro ideas: innovación,
sostenibilidad, calidad y diseño. Su concepto de la moda es inédito; creen que
el lujo es hacer un buen diseño sin comprometer el medioambiente. En su filosofía,
la sostenibilidad comienza por el propio diseño del producto y así lo
demuestran parkas, deportivas, mochilas y otros complementos producidos a través
del reciclaje de redes de pesca y botellas de plástico. El mensaje de su vídeo corporativo es contundente: el reciclado de PET consigue un 20% de ahorro de
agua, un 50% de ahorro de energía y un 60% menos de polución atmosférica, tres
datos que animan –y casi obligan- a seguir la corriente de la sostenibilidad.
Ecoalf. Reciclado de redes.
Ecoalf. Reciclado de PET.
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